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4 Realidades sobre el dolor de espalda laboral que el IMSS quiere que conozcas

  • Foto del escritor: Ricardo Alonso Rivera Beltran
    Ricardo Alonso Rivera Beltran
  • 1 oct
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 1 oct

dolor de espalda


Más que una simple molestia de dolor de espalda

¿Sientes esa punzada familiar en la zona lumbar después de un largo día de trabajo? ¿Esa rigidez en el cuello que se ha vuelto tu compañera inseparable frente al ordenador? Si es así, no estás solo. El dolor de espalda es, sin duda, una de las quejas de salud más comunes en cualquier oficina, almacén o fábrica de México. Lo hemos normalizado tanto que parece una consecuencia inevitable del trabajo, una molestia con la que simplemente hay que aprender a vivir. Pero, ¿y si te dijera que esa idea es una de las más peligrosas para tu salud?


Muchas de las creencias populares y las "soluciones" rápidas que aplicamos, como usar una faja o simplemente aguantar el dolor, son, en el mejor de los casos, incompletas y, en el peor, una invitación a una lesión crónica. El problema es que hemos subestimado al enemigo. Este artículo tiene un propósito claro: desmentir los mitos y revelar 4 de los hallazgos más impactantes y sorprendentes sobre el dolor de espalda laboral, basándonos directamente en la "Guía para la vigilancia de la salud en el trabajo: trastornos musculoesqueléticos en la espalda" del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).



El problema es mucho más grande (y caro) de lo que imaginas

Cuando pensamos en enfermedades de trabajo, a menudo vienen a la mente problemas respiratorios. Sin embargo, la realidad estadística cuenta una historia muy diferente y pone el foco directamente en nuestra columna vertebral. Lejos de ser un problema menor o individual, los trastornos musculoesqueléticos son una verdadera crisis de salud pública en el ámbito laboral.


Según el IMSS, estos padecimientos son el principal diagnóstico reconocido como enfermedad de trabajo en nuestro país. Las cifras del año 2019, antes de que la pandemia cambiara muchas dinámicas, ya eran contundentes y demostraban la magnitud del problema:

  • Diagnóstico principal: Los trastornos de espalda correspondieron a un impresionante 56% del total de casos de enfermedades de trabajo calificadas. Más de la mitad.

  • Días de incapacidad: Esta condición no es una simple molestia. Generó más de 50,000 días de incapacidad temporal para el trabajo. Son miles de horas de productividad perdidas y, más importante, miles de días de calidad de vida robados a los trabajadores.

  • Costo económico: El impacto monetario es abrumador. Representaron un costo de casi 1,171 millones de pesos para el sistema.


Esta estadística es crucial porque revela que el dolor de espalda no es solo un asunto de bienestar personal. Es una bola de demolición para la productividad de las empresas, un lastre para la economía del país y, por supuesto, una amenaza silenciosa para la calidad de vida de miles de trabajadores que ven mermada su capacidad para disfrutar de su vida fuera del trabajo.



No es solo por cargar pesado: El estrés y tu entorno también te lesionan

La imagen clásica que todos tenemos de una lesión de espalda es la de un trabajador levantando una caja pesada de forma incorrecta. Y si bien la carga física es un factor clave, la guía del IMSS nos abre los ojos a otros culpables mucho menos evidentes que contribuyen por igual al problema. Para una efectiva prevención de riesgos laborales, es vital entender que el enemigo tiene muchas caras.


Los factores de riesgo se agrupan en tres categorías principales, y la última te sorprenderá.


Factores ergonómicos: El culpable conocido

Aquí encontramos las causas más obvias y reconocidas. No se trata solo del manejo manual de cargas, sino también de hábitos posturales que mantenemos durante horas sin darnos cuenta.

  • Posturas forzadas: Estar sentado con la espalda encorvada, de pie en una posición antinatural durante horas, o mantener el cuello girado para ver un monitor mal ubicado.

  • Movimientos repetitivos: Acciones cíclicas que, aunque no impliquen un gran esfuerzo, desgastan progresivamente músculos y articulaciones.


Factores físicos: El entorno que te ataca

Se refieren a condiciones del ambiente de trabajo que a menudo pasamos por alto, pero que tienen un impacto directo y medible en nuestra salud musculoesquelética.

  • Vibraciones de cuerpo completo: Muy comunes en operadores de maquinaria pesada, conductores de camiones o montacargas. Esa vibración constante se transmite directamente a la columna.

  • Temperaturas ambientales extremas: Trabajar en condiciones de mucho frío o calor obliga al cuerpo a un sobreesfuerzo que puede derivar en contracturas y lesiones.


Factores psicosociales: La conexión mente-espalda

Aquí es donde la perspectiva cambia radicalmente. La seguridad y salud en el trabajo no solo se ocupa de lo físico. La alta carga de trabajo, la presión constante por cumplir plazos y la falta de autonomía no solo afectan tu mente, sino que dañan tu cuerpo de forma tangible. Aspectos como la monotonía, la poca claridad en las tareas o la incertidumbre laboral se manifiestan como una lesión física en tu columna.

El documento del IMSS es explícito al señalar esta profunda conexión: "el estrés se considera un precursor de dolor en la espalda". Tu salud mental y tu salud física no son dos cosas separadas; son las dos caras de la misma moneda.


La faja lumbar podría ser peor que inútil

Este es, quizás, uno de los mitos más arraigados y peligrosos en la cultura de la seguridad laboral. La faja lumbar se ha promovido durante décadas como una herramienta indispensable para "proteger" la espalda al cargar objetos pesados. Sin embargo, la evidencia científica y la postura oficial del IMSS dicen exactamente lo contrario.

La guía presenta una advertencia clara, directa y en negritas que todo trabajador y empleador debería grabar en su mente:

Actualmente no existe evidencia científica que justifique el uso de fajas lumbares. Al utilizarlas se genera una sensación de seguridad falsa que puede provocar lesiones. ¡Evita las fajas lumbares!

Este punto es contraintuitivo pero fundamental. Esa "falsa sensación de seguridad" que proporciona la faja es una trampa. Puede hacer que una persona intente levantar más peso del que realmente es capaz o, peor aún, que descuide la técnica correcta de levantamiento, pensando que la faja hará todo el trabajo. El resultado es un aumento drástico del riesgo de sufrir una lesión grave, precisamente lo que se quería evitar. La mejor protección no es un accesorio externo, sino el conocimiento y la técnica correcta.



Vigilar tu salud es un derecho, no un favor de tu empresa

Muchos trabajadores asumen que los exámenes médicos son una simple formalidad de la empresa o algo que solo se realiza si ya existe un problema evidente. La realidad es muy diferente y te empodera como trabajador: la vigilancia de la salud es un derecho legal y una obligación explícita de los patrones, establecida en el Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo.

Este proceso no es un evento aislado. Es un programa continuo y planificado que debe protegerte activamente a lo largo de tu vida laboral. Según la guía, debe incluir diferentes tipos de evaluaciones:


De Ingreso

Se realizan antes de la contratación para verificar que tus condiciones de salud son compatibles con las actividades del puesto y para identificar si necesitas alguna medida preventiva especial desde el primer día.


Periódicos

Su objetivo es la detección temprana. Buscan identificar daños a tu salud causados por la exposición a los riesgos de tu puesto, antes de que se conviertan en un problema crónico e irreversible.


Especiales

Se llevan a cabo en circunstancias específicas, como después de una exposición accidental a un riesgo, o para evaluar tu reincorporación segura al trabajo después de una incapacidad.


De Retiro

Se realizan cuando termina la relación laboral para dejar un registro documentado de tu estado de salud al concluir tus actividades en la empresa.


Conocer este derecho te transforma de un espectador pasivo a un participante activo en tu propia seguridad. No se trata de esperar a que el dolor aparezca; se trata de tener el derecho a saber si tu trabajo te está dañando silenciosamente y poder actuar a tiempo.



Conclusión: Una responsabilidad compartida

La prevención del dolor de espalda laboral es un problema demasiado complejo para soluciones simplistas como "levanta con las rodillas" o "usa una faja". Requiere un enfoque integral y sistemático que ataque el problema desde todas sus raíces: la ergonomía del puesto, el ambiente físico y, de manera crucial, la organización y la cultura de la empresa.


La responsabilidad, por lo tanto, es compartida. Recae en las empresas, que deben cumplir con sus obligaciones legales e implementar programas de prevención efectivos que vayan más allá del papeleo. Y recae en los trabajadores, que debemos conocer nuestros derechos, entender los riesgos reales a los que nos enfrentamos y, sobre todo, desaprender los mitos que, con buena intención, pueden ponernos en un grave peligro.


Ahora que conoces estos puntos clave directamente de la fuente oficial, te pregunto: ¿crees que tu lugar de trabajo está realmente cuidando tu espalda?



Referencias

Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).  Guía para la vigilancia de la salud en el trabajo: trastornos musculoesqueléticos en la espalda. Disponible en: https://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/elssa/docs/Linea2/L2-Guia-vigilancia-salud-trabajo-TME.pdf



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